Historia
El proyecto de construcción de la Acequia Real del Júcar se realizó en varias fases para ir suministrando riego a los municipios que componen la Comunidad. En el caso de l’Alcúdia, en las últimas fases de la construcción, la Acequia Real bordeaba las tierras bajas por un cauce distinto al conocido hoy en día.
En el término de L’Alcúdia existieron dos artefactos molineros. El Molino de Montortal, el más antiguo, estaba construido en el término de la antigua población de Montortal y recibía el agua por la acequia anguilera de Montortal. El otro era el Molí Nou de l’Alcúdia que se situaba a unos quinientos metros al sur de la población , junto a la Carretera Nacional y la vía férrea, a la altura del puente sobre el barranco de Prada. Recibía el agua a través de una derivación de la Séquia Vella d’Alzira.
Hasta mediados del siglo XVIII apenas se regaban tierras en el margen izquierdo de la Acequia Real. El principal motivo era evitar la amenaza que significaba para el cajero del canal principal elevar el nivel del agua para poder regar estas tierras, ya que la mayor presión aumentaría el peligro de roturas.

El proyecto de construcción de la Acequia Real del Júcar se realizó en varias fases para ir suministrando riego a los municipios que componen la Comunidad. En el caso de l’Alcúdia, en las últimas fases de la construcción, la Acequia Real bordeaba las tierras bajas por un cauce distinto al conocido hoy en día.
En el término de l’Alcúdia existían altozanos que veían pasar el agua de la Acequia Real y no podían regarse, ya que eran tierras más altas que el nivel ordinario de la acequia. La primera actuación para corregir estos problemas consistió en hacer llegar el agua a las parcelas más cercanas mediante sénias. Sin embargo las senias tenían diversas limitaciones, fundamentalmente que la superficie que podía irrigarse era escasa. Por ese motivo, a mediados del siglo XVIII, alguna de las sénias existentes comenzaron a ser sustituidas por una noria. La noria requería una inversión inicial grande; pero tenía las ventajas que, una vez construida, su mantenimiento era mucho menor y además, podía regar una superficie más extensa. Por todo ello, varios miembros de la oligarquía de l’Alcúdia construyeron norias a mediados del XVIII como procedimiento para invertir beneficios comerciales y revalorizar tierras de secano. Así Pedro Juan Madramany que acaparaba el comercio de seda construyó una noria de mediano tamaño con la que puso en riego 200 hanegadas. Otra fase de construcción de norias se produjo entre 1838 y 1842. En 1838, el Baile concedió permiso para levantar las de San Antonio y Santa Bárbara, que regarían 294 y 243 hanegadas, a condición que su edificación fuera controlada por el maestro de obras de la Acequia Real.
Las grandes norias, cuyo objetivo era irrigar una zona mayor y más distante de la acequia madre, se estropeaban con mucha facilidad. La noria de Santa Bárbara fue un ejemplo ya que acabó siendo sustituida por un motor.
En la actualidad, la rueda de la noria de Santa Bárbara es un elemento monumental que embellece el paisaje urbano de l’Alcúdia.