Historia
Para tratar del regadío histórico en el municipio de Alginet, se tiene que describir, por un lado, la acequia de Aledua y, por otro, la introducción de la Acequia Real del Júcar a finales del siglo XVIII.
Por un lado al describir la Acequia Aledua es necesario hacer referencia al río Magro cuyo caudal es escaso, de modo que no pudo dar lugar a un macrosistema hidráulico, como es el caso del Turia, del Júcar o delSegura. Los sistemas de riego del Magro fueron de ámbito municipal, excepto el de la acequia de Aledua, que era compartida por varios municipios pertenecientes a dos señoríos, el marquesado de Llombai y la baronía de Alginet.
En el marquesado de Llombai existía un azud, que en ciertas épocas fue simple y en otras doble, del que nacían dos acequias que transitaban aproximadamente por la cota de 100 metros de altitud: la acequia de Llombai y la acequia de Aledua o Alginet. Estas acequias son de origen medieval ya que existen documentos datados en 1346 que tratan sobre ellas.
El hecho de que dos territorios, Llombai y Alginet, tomaran las aguas del mismo azud originó muchos conflictos.

La introducción de la Acequia Real del Júcar en Alginet tuvo lugar en 1771 cuando el Duque de Hijar inicia las diligencias para la apertura de un brazal de riego para la villa de Alginet.
Como está acequia era de la jurisdicción de Alginet ha sido más difícil encontrar ordenanzas, ante la falta de documentación. Las primeras conocidas datan de 1838.
Por otro lado la introducción de la Acequia Real del Júcar en Alginet tuvo lugar en 1771 cuando el Duque de Hijar inicia las diligencias para la apertura de un brazal de riego para la villa de Alginet.
Con la llegada de la Acequia Real del Júcar al término de Alginet se extendió el regadío a las partidas de L’Horta Nova, Taranco, La Vall d’Ebrón, L’Algoleja, El Fondo y Les Vintiquatre.
Además se creó una red de infraestructuras hidráulicas con la construcción de tres fesas, Taranco, Vall d’Hebrón y Mocarra, que permitieron la derivación de las aguas Acequia Real del Júcar por el término de Alginet a través de una red de acequias; Acequia de Taranco, Acequia de los Gallos, Acequia de Vall d’Ebrón Alta y Baja, Acequia de la Horteta, Acequia del Molinet y la Acequia de Mocarra.
También se realizó la construcción del Cano de Alginet a poco de iniciarse las tareas de ampliación de la Acequia Real del Júcar, ante la necesidad de salvar el desnivel del Barranc dels Algadins. Los testimonios documentales de la época insisten taxativamente que era un punto peligroso pues recoge las aguas de la sierra de Llombai y del propio término de Alginet.
Los técnicos tuvieron claro la necesidad de hacer una obra de cal y canto, sólida para resistir las riadas y se decantaron por realizar un cano subterráneo, ya que por fuerte que fuese la riada los desperfectos serían mínimos.
El comisario de la Acequia Real , Lorenzo Bachiller, aprobó rápidamente la solución del cano y las obras empezaron en febrero de 1780, prolongándose durante diez meses más de trabajo de excavación del túnel y construcción con piedra y argamasa de sus paredes y bóveda. En la actualidad, aunque han sido efectuadas algunas pequeñas reparaciones, la estructura y aspecto de la parte visible siguen siendo fundamentalmente los mismos de su inicial construcción.
La ampliación de la Acequia Real del Júcar proporcionó nuevos caudales de agua que permitió la instalación de molinos como el Molino dels Algadins situado en el barranco dels Algadins y el Molino de Morales, construido en la partida de L’Estret, junto al antiguo camino de Trullas, que recibía agua por la acequia de Mocarra, y por un canal propio llamado Sequia del Molí.
En el sector oriental de Alginet en donde las aguas de la Acequia Real del Júcar no accedían fueron los motores los encargados del abastecimiento de agua con su elevación.
Los cultivos han ido cambiando con el tiempo y en función de la demanda de los mercados, pasando desde los cereales y la morera hasta el arroz, los cultivos de huerta y frutales, los cítricos y actualmente el caqui.